Fundación Imagen - Investigación en Artes y Ciencias
             

 

¿QUIÉN ME VA A CURAR EL CORAZÓN PARTÍO?

DRA. ADELAIDA BARLIZA MACÍAS

POR UNA ELABORACIÓN MÁS SANA DE LOS ROMPIMIENTOS AFECTIVOS

La elaboración del rompimiento afectivo por lo general empieza desde antes de que la despedida final de la relación se de.
Se presentan diversas causas que pueden llevar a terminar la relación, se hacen evidentes problemas o malestares que finalmente lleven a un rompimiento definitivo.
Este proceso de elaboración de duelo es vivido de manera similar en todos nosotros, y consiste en varias etapas que deben ser vividas a plenitud para poder decir: "ya elaboré el duelo... estoy tranquilo(a)", “puedo reiniciar el camino”...

Las principales etapas son:

Fase de incredulidad, insensibilidad o Shock:

Cuando hay una pérdida, incluso si la pérdida se esperaba, siempre hay una sensación de que no es verdad. La persona se desentiende de la pérdida por un breve período de tiempo (entre unas pocas horas hasta una semana) y puede estar interrumpida por episodios de tristeza o cólera. La persona repite frases como:"La rabia le va a pasar y va a volver", "esto parece un sueño, quisiera despertar", "no puedo ni quiero aceptarlo". En esta fase, la persona puede seguir con su estilo de vida de una manera automática, con una leve sensación de ansiedad y temor.

Fase de anhelo y búsqueda de la figura perdida:

Al cabo de unas horas o algunos días, la persona comienza a vivir la realidad de la pérdida, aunque sea sólo de manera episódica. En esta fase se anhela que la persona vuelva y se tiende a negar la permanencia de la pérdida. En lo que respecta a las separaciones y divorcios, la persona encamina su conducta a restablecer la relación, presentando como principales emociones el anhelo, la esperanza, la ansiedad y la incredulidad. Llegar a la aceptación de la realidad no es fácil y lleva tiempo, pues implica no sólo la aceptación intelectual sino también emocional. La persona puede ser intelectualmente consciente de la pérdida mucho antes de que las emociones le permitan aceptar plenamente la información como verdadera.

Fase de desorganización, desesperanza y desespero:

Esta fase comienza cuando la negación de la ruptura comienza a decaer. La persona encuentra difícil funcionar en su medio sin el otro y comienza a sentir una gran desorganización.
En esta etapa las personas pueden presentar: algún tipo de malestar somático o corporal, confusión, olvidos frecuentes, culpa relacionada con la pérdida o con las circunstancias de la separación, soñar con la persona, reacciones hostiles, incapacidad para funcionar como lo hacía antes de la pérdida, trastornos del sueño, trastornos alimentarios, aislamiento social, evitar recordatorios de la persona, llorar, entre otros.
En esta fase también se vive intensamente una gran variedad de emociones entre ellas están: la tristeza, rabia, culpa, ansiedad, impotencia.

Fase de conducta reorganizada:

En esta fase la persona comienza a organizar su vida y a sentirse cómoda en el medio sin la otra persona. La tarea del duelo en esta etapa es la recolocación emocional de la pareja y seguir viviendo. Esto no se trata de renunciar al recuerdo de la pareja, se trata de encontrarle un lugar adecuado en su vida emocional, un lugar donde la persona pueda continuar viviendo de manera eficaz en el mundo.

 

Es importante repetir que las personas nunca pierden los recuerdos de una relación significativa. "Nunca podemos eliminar a aquellos que han estado cerca de nosotros, de nuestra propia historia" (Volkan). Se trata solamente de encontrarle un lugar adecuado en la vida emocional, un lugar importante pero que deja un espacio para los demás.
Algunas personas entorpecen esta cuarta etapa manteniendo el apego del pasado en vez de continuar formando otros nuevos. Algunas personas encuentran la pérdida tan dolorosa que hacen un pacto consigo misma para no volver a querer nunca más.

El amar a otras personas y el continuar viviendo no significa querer menos a quienes amamos de verdad.
Bueno, ya sabemos entonces qué es el duelo, es decir, el proceso que vivimos ante el despecho. Ahora, debemos hacer énfasis en la importancia de vivirlo.

Muchas veces, ante el miedo que tenemos a las emociones displacenteras como la tristeza, la rabia y otras, buscamos cualquier objeto o persona que nos "alivie" el dolor (anestesias falsas), ingerimos bebidas alcohólicas u otras drogas, tomamos algún tranquilizante o buscamos otra persona con quien compartir afectivamente... dicen que "un clavo saca otro clavo" y eso no es cierto. El duelo, aunque no nos guste, debemos vivirlo. Es algo así como una herida en el cuerpo, que si no se sana, o se sana a medias, va a presentar problemas muy seguramente en el futuro. Debemos permitir que el duelo fluya para poder decir: "ya estoy listo(a) para iniciar una nueva relación", "ya salí de esa relación".

¿Cómo superarlo?

“Tener miedo al dolor es tener miedo a la vida misma”...

- Teniendo otra visión menos trágica de lo que son las crisis y viendo toda la experiencia del rompimiento como una oportunidad para crecer, para conocerse, para mejorar y evolucionar y dejar de ver los rompimientos como lo peor de la vida.

- Sólo frente al dolor nos conocemos realmente, las crisis son oportunidad y peligro, así lo expresa muy claramente el ideograma oriental con el que se representa la idea de crisis, existe 50% de crecer como persona de superarse y 50% de quedarse en la depresión y disminuirse como persona.

- Dejar el complejo de la mujer naranja o el hombre limón, el viejo dicho, me usaron, ya no sirvo, estoy desvalorizado, ¿Quién dijo eso?
Los seres humanos no somos artículos desechables. No es una forma sana de pensar ni de ver la vida, no has perdido nada, has pagado por aprender por tener experiencias, de ti depende si conviertes el estiércol en abono o lo sigues cargando toda la vida a tus espaldas.

- Aceptando las emociones propias del duelo. Ya sabemos que necesariamente van a estar presentes unas emociones como la tristeza y la rabia. Ambas son emociones naturales, que nacieron con nosotros y que se agotan ellas solas.
Todos los seres humanos vivimos pérdidas, y mientras más nos opongamos a ellas más intensamente van a aparecer... por eso: dejémoslas fluir y aceptémoslas como a un jarabe, no nos agrada mucho su sabor pero conocemos sus beneficios.

-Ante la emoción de rabia, vívala, siéntala, pero no haga al otro
recipiente de ella, no tiene derecho, así su comportamiento lo(a) haya afectado a usted. No es necesario. Si está muy cargado(a) de ira, golpee un colchón o un cojín y grite, insulte, siempre y cuando esté a solas. Si va en el carro, cierre la ventanilla y grite con toda la fuerza que tenga.
La rabia retenida, el odio y el rencor son emociones que sólo dañan a quien las siente.
Entrénese entonces en el proceso de perdonar, perdonar es la verdadera liberación emocional de quien nos ha hecho daño.

- Acérquese a las personas en plan de amistad. No se aísle aunque ese sea su principal deseo. Busque a las personas, no espere que lo(a) busquen. Recobre o cree su círculo social y manténgase ocupado(a) en actividades que requieran esfuerzo físico, como el deporte.

- Recupere las actividades que antes le agradaban y había dejado por su relación. El fin es reconstruirse a usted mismo.

- Para facilitar el proceso de duelo, se recomienda romper el contacto con la ex-pareja, al menos por un tiempo. No permitir que los demás vengan con "chismes" y no buscarlo(a). Esto con el fin de evitar la interpretación que usted puede hacer de los comportamientos del otro, a favor o en contra suya. Por ejemplo: "Al estar conmigo sonrió felizmente"... su interpretación podría ser: "sí, me quiere, va a volver". Si estando con usted, hizo mala cara, la interpretación podría ser: "no me quiere, no va a volver"... y obviamente su interpretación puede estar muy alejada de la realidad. Por esta razón se recomienda evitar el contacto con la vida del otro, para evitar interpretar o leer pensamientos que realmente no conocemos.

- Observe las oportunidades y aspectos positivos que tiene este momento. Toda situación tiene su lado positivo y debemos encontrárselo. Incluso, encontrará alivio y descanso al no estar conviviendo con lo que no le gustaba de su ex-pareja.

- Aléjese del alcohol y otras drogas, tranquilizantes u otras relaciones afectivas. Recuerde que el duelo debe vivirse y que si no permitimos que fluya, la herida no va a sanar y nos traerá problemas más adelante.

- Recuerde que el duelo requiere un tiempo, el cual depende de la situación individual, del tipo de relación, de las circunstancias que rodearon la ruptura y de los rasgos de personalidad de quién lo vive. No pretenda no vivir o acelerar un proceso propio de los seres humanos ante las pérdidas.

- No dude en buscar ayuda si siente que no puede manejar la situación. Hay profesionales en el campo de la psicoterapia dispuestos a colaborar con Ud.
-Elimine los anclajes, esto son imágenes, recuerdos, regalos que puedan estar evocándonos constantemente a la persona que queremos empezar a olvidar, quítese los anillos, descuelgue los peluches, guarde la ropa que él o ella le regaló.

-Busque cosas gratificantes para usted, consiéntase, dedíquese tiempo, tome largas duchas, largas caminatas, vuelva a buscar a los amigos que dejó por ella o por él.

-El tiempo todo lo cura, eso es cierto, aunque cuando estamos pasando por el dolor del rompimiento, todo lo vemos en visión de túnel y nos parece que esto será eterno, que el dolor por la pérdida jamás se irá.

-Elimine de su vocabulario y de su pensamiento frases como:
“Me dañó la vida”
“No puedo vivir sin él o ella”
“No volveré amar”
Retome el control de sus emociones, de sus pensamientos y de su vida misma, nadie excepto usted mismo puede arruinarle la vida, usted no necesita de nadie para vivir, al fin y al cabo, ¿cuántos años vivió sin esta persona?

Cada vez que se ama se ama de una manera nueva e intensa, diferente, pero cada vez más madura y más plena y, lo más importante, cada vez más libre.


Copyright © 2006-2014 - Fundación Imagen - Todos los derechos reservados

 

Diseño Viviana Burbridge
Webmaster