Beethoven reencarnado
por Juan María Solare
(narración de ficción histórica)
Entre las numerosas pruebas que tuvo que soportar nuestro colega Beethoven para purgar sus excesos de carácter estuvo la de reencarnarse. Inicialmente encarnó algunos músicos menores y así juntó méritos ejercitando su paciencia: algo en él sabía perfectamente que estaba escribiendo basura, pero tampoco podía hacerlo mejor. Finalmente pudo ingresar en un cuerpo que le permitió desplegar otra vez todo su poder compositivo, que no había mermado con las generaciones.
Encontramos así al viejo Beethoven, cierto que bajo otro nombre, que en la época actual (sea esta cual fuere) ya ha llegado a cierta madurez compositiva. Y sale a buscar trabajo. Presenta su currículum ante todo tipo de instituciones educativas, hasta que en la "Universidad de Cuyo Nombre..." lo convocan a un coloquio. Está en juego la cátedra principal de composición, está entre los candidatos más serios al cargo. Si lo aceptan, podrá por fin liberarse del recurrente oprobio de dar clases de piano a alumnos que no quieren recibirlas.
- Buenas, yo soy la reencarnación de Beethoven y quiero el cargo.
- Sí, todos creen lo mismo, pero para eso hay un tribunal que elige en base a méritos demostrables; usted deberá concursar contra otros colegas.
- No temo enfrentamientos de este tipo, los he hecho durante todas mis vidas.
- Hemos preseleccionado a tres candidatos y usted tiene excelentes posibilidades, pero ahora hay que analizar sus antecedentes en detalle. Empecemos por las recomendaciones.
- Conservo todavía una carta de presentación de Haydn. Es como un cheque en blanco. Tome, le dejo una fotocopia.
- Realmente asombroso, en efecto. Y ¿estudió sólo con Haydn o con alguien más?
- También cursé contrapunto con Zelter, pero ya a nadie le impresiona ese nombre. Usted sabe, la historia es arbitraria. También tengo una foto con Mozart. Estuve a punto de estudiar con él, pero Mozart estaba en plena actividad, viajaba continuamente y al final no llegamos a concretar nada. Mire qué jovencito salgo en la foto. Pero claro, presentar esto como antecedente para el cargo no es muy serio.
- No se crea. Hay uno que presenta constantemente sus fotos junto a Berio y Stockhausen, y otro que en su currículum incluye haber tomado un café con Luigi Nono. Volviendo a su caso, ¿y composiciones propias? ¿Puede mostrarnos alguna, en lo posible con grabación?
- Tengo nueve obras sinfónicas, grabadas por prácticamente todas las orquestas del mundo. También varios cuartetos de cuerda; mire especialmente los últimos, son un poco más complicados pero valen la pena.
- No está mal, nada mal. Por cierto, ¿tiene usted algo que ver con "Para Elisa"? Esto nos suena más. Usted sabe: a nadie le gusta componer para meter las obras en un cajón, queremos música que cualquiera pueda entender.
- ¡Aquella Elisa! En realidad se llamaba Teresa, pero el editor entendió mal mi letra, y en el fondo me hizo un favor. Sí, una obra de ocasión para una señorita ocasional. No sé por qué a esa obra menor le colgaron el sambenito de fácil: todos los párvulos quieren tocarla y cometen un desastre tras otro, especialmente cuando pretenden a toda costa pasar de la primera página. No aguanto más la tortura de tener que enseñar esa piececilla a adolescentes en celo, pero tampoco oculto la mano tras arrojar la piedra: sí, es mía.
- Bueno, mis sinceras felicitaciones, entonces sus posibilidades suben mucho más. Por cierto, ¿tiene usted experiencia docente?
- Sí, claro. En mis primeras reencarnaciones me dediqué básicamente a enseñar música. Sumando todo, son ciento tres años de antigüedad docente.
- Ah, bien, esto es muy importante porque no queremos improvisados ni debutantes. Y tras sus estudios con Haydn y Zelter habrá realizado cursos de perfeccionamiento, ¿verdad?
- Como alumno no, pero sí he dictado cursos de posgrado.
- Cursar estudios de posgrado le daría más puntaje, pero dictar ese mismo curso no le otorga puntaje adicional. No importa, seguir estudiando no es decisivo. Háblenos ahora de sus títulos y diplomas.
- ¿Diplomas en composición? Eso no existe.
- Nosotros buscamos un PhD, un doctor en composición. Queremos levantar el nivel de nuestro plantel docente.
- Cuando yo estudié con Haydn o con quien fuera, jamás se le ocurrió a nadie darme un diploma. ¿Qué demuestra un diploma?, ¿que sé componer? Para eso están las obras.
- Un diploma es una garantía: implica respaldo universitario. No podemos contratar a un cualquiera.
- Pues diploma no tengo.
- Eso puede llegar a ser un serio obstáculo. Los otros contendientes ostentan sendos diplomas en composición.
- ¿Y qué obras tienen? ¿Y cartas de presentación de quién?
- Las composiciones y las cartas demuestran la calidad musical, pero nosotros necesitamos calidad académica, y esto queda avalado cuando hay un diploma.
- Pero ¿y la carta de Haydn? ¿No suple acaso a un doctorado, no lo supera incluso?
- Los diplomas los otorgan instituciones de renombre, las cartas las escriben meramente personas particulares.
- Pero en esas instituciones de renombre, como usted las llama, habrá personas de renombre que firman esos diplomas, ¿o no?
- Tiene usted mucha razón, pero nosotros queremos un PhD.
- Pero ¿qué diferencia hay?, ¿qué ha hecho un doctor en composición que no haya hecho yo?
- Ya que le interesa puedo mencionarle casos concretos. Uno de los otros candidatos, por ejemplo, obtuvo su doctorado escribiendo una tesis extraordinaria, analizando a fondo una obra cumbre del repertorio mundial.
- ¿Qué obra analizó el fulano?
- La quinta sinfonía de Beethoven. En su tesis doctoral demuestra relaciones micro-macroscópicas y presenta un estudio estadístico de la frecuencia de aparición de cada nota. Descubrió que la cantidad de intervalos ascendentes y de intervalos descendentes es exactamente la misma, es decir, un equilibrio perfecto. Nadie había notado esto anteriormente, es un aporte auténticamente original.
- ¡Pero escuchemé, si esa obra la compuse yo! ¿Prefieren darle el cargo a ese tipo, que analizó mi obra, y no a mí que la compuse?
- Ese señor obtuvo, con ese análisis, un título universitario ¿usted qué obtuvo? Usted se limitó a escribirla, pero él la explicó. ¡Claro que tiene más mérito!
- ¿Sumar y restar intervalos significa "explicar" la música? ¿Su doctorado fue en música o en matemática?
- Mire, no podemos ahora cuestionar la validez del sistema universitario: eso no se discute, al menos no aquí. El hecho es que él tiene un diploma y usted no.
- ¿Independientemente de cómo componga cada uno de nosotros?
- Exacto. Evaluar la calidad musical es algo demasiado subjetivo, no hay parámetros unívocos, mucho menos tras el posmodernismo. Pero el título de doctor es algo objetivo, en esto podemos confiar ciegamente, y como usted comprenderá queremos para nuestro equipo docente a alguien confiable. Lo siento. Le deseo lo mejor para su futuro, personal y profesionalmente.
Köln, 11-12/AGO/2004