Viviana Burbridge nació en Lobos, y creció en la ciudad de Buenos Aires, Argentina. Sus primeros pasos en el territorio del arte se produjeron durante la infancia, dibujando con su padre -gran caricaturista autodidacta- aprendiendo no sólo a replicar la realidad, sino a enriquecerla.
Fue discípula de Antonio Blagonic quien le enseñó a indagar en técnicas plásticas no convencionales y escultura experimental, luego estudió pintura con Antonio Chiavetti, Escenografía con Carlota Beitía en la Universidad del Salvador y en la Escuela de Gastón Breyer y Saulo Benavente, Se graduó más tarde como Directora Integral de Cine y Televisión en el Cievyc.
Investiga desde la década del ’70 aspectos psicológicos, psicoterapéuticos y de la comunicación de las imágenes mentales, la construcción del imaginario y el proceso creativo.
Su indagación en el mágico mundo del trabajo en metal se debió a la infructuosa búsqueda de un anillo que había imaginado nítidamente, muchas veces. Varios años de búsqueda no habían dado resultado hasta que se preguntó: ¿por qué no hacerlo yo misma?
Al principio tomó contacto con técnicas tradicionales. Averiguó que podía trabajar la cera de joyería de distintos modos mediante cinceles, buriles, o trabajar directamente sobre el metal, calando, soldando, o que también… ¡podía empezar a experimentar a su manera! Muy pronto comenzó a indagar variantes, abriéndose un nuevo e intenso período de experimentación mucho más rico, que se apartaba de lo tradicional y mostraba nuevas y más interesantes posibilidades. Surgió así la manera de modelar cera que aún practica, llevada al metal luego por el método fundición de cera perdida.
Realizó sus primeras miniesculturas de plata y madera de quebracho y diseñó y modeló en 1983 una colección de joyas de oro para una conocida joyería de Buenos Aires.
Burbridge modela con temperatura, armoniosa y blandamente, sin cortar, ni raspar y luego de obtener el modelo deseado, requiere la tarea del fundidor experto para trasladar el modelo al metal, eligiendo para las joyas la plata 925 y para algunas otras piezas de arte, el bronce.
Si bien valora la importancia de la técnica, siempre ha dado prioridad a la creatividad, desde todo punto de vista: diseño, modo de construcción, alternativas de solución, combinaciones diversas.
Esto no sólo lo aplica cuando elabora sus propias piezas, sino también cuando conduce sus clases y los workshops de Modelado en Cera, subrayando que los modos de hacer algo siempre son varios y que no cree en las recetas estáticas, ni para la vida ni para el arte.
Cuando alguno de sus alumnos pregunta cómo se hace algo, evalúan juntos cuál y por qué elegir un modo u otro. Quien busca una respuesta, encuentra varias. Debe, entonces, optar, elegir el modo más adecuado a esa situación. No cree en las verdades absolutas e indiscutibles, asume su rol de motivar, acicatear el ingenio y permitir que cada uno descubra sus propias capacidades creativas, a veces dormidas a fuerza de que no se las requiera en mucho tiempo. Sugiere que no basta que una pieza esté rigurosamente construida, es imprescindible que tenga vuelo, emoción, sentimiento. Recién entonces quizá pueda ser una obra de arte.
Desea entrenar el ojo del alumno para que aprenda a mirar de otra manera. Ayudarlo a que se dé tiempo para observar lo que va apareciendo durante el proceso de creación, aunque esto no siempre se ajuste al modelo ideal que tuvo en su cabeza al comenzar, ese modelo a priori al que cree que necesita ajustarse.
Lo incentiva a que vea las formas que se despiertan de a poco en sus manos, sin descartarlas rápidamente simplemente porque no son las previstas, e intenta que goce acompañando una realidad que se ha presentado imprevistamente y que es una pena amordazar con el corsé de la razón a ultranza.
Está persuadida de que el arte no nace de la lógica, sino de la libertad, de la experimentación, del coraje frente a lo nuevo y, fundamentalmente, del juego.
Ningún alumno realiza el camino de otro, por eso no cree en un método tradicional y sistemático cuando se trata de transmitir este tipo de enseñanza. Cada alumno debe ser ayudado a encontrar su propio modo de expresarse, y es quien lo acompaña en ese camino de búsqueda quien debe adaptarse permanentemente y en forma dinámica, instrumentando recursos que no pueden estar demasiado previstos de antemano, porque también enseñar es una tarea creativa.
De lo que quien enseña capte como necesidad, surgirá el paso siguiente, nutricio en la medida que una permanente actitud de alerta devuelva apertura hacia caminos que invitan a ser explorados y no meras reglas rígidas. Si bastara con éstas, bastaría sólo con libros.
Un motivador, un maestro, es mucho más. Es un acompañante alerta que se multiplica tantas veces como alumnos tiene y escucha, observa, anima y, en todo caso, replantea objetivos, en caso de que se hubieran olvidado.
Si estos tránsitos se llevan a cabo fluidamente, los presentes comparten una ceremonia de crecimiento y expresión después de la cual todos se sienten más felices.
Actualmente conduce workshops individuales y grupales de Modelado en Cera, en la ciudad de Buenos Aires, donde reside y sigue realizando joyas de plata, esculturas en pequeño formato de plata o bronce y sillas en miniatura, firmadas y certificadas.
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Viviana Burbridge was born in Lobos, and grew up in Buenos Aires city, Argentina. She became involved in plastic arts after graduating as a psychologist.
Her first steps in the arts, however, were taken when she was a child, drawing alongside her father, a great self-taught caricaturist himself, learning from him not only how to replicate reality but also how to enrich it.
Her initiation in the magic world of metalwork was the result of an unsuccessful attempt to find a ring.
It was the beginning of the 80s. She had finished University ten years before; she had been looking into mental image, imagination and the creative process, while exploring alternative art techniques and experimental sculpture with her teacher Antonio Blagonic.
She studied painting with Antonio Chiavetii, took two years of stage design, one in the Universidad del Salvador and the other in the Escuela de Escenografía led by Gastón Breyer and Saulo Bemavente, during which time she appreciated and executed art in diverse ways.
At the time, she was in a quest for a ring she had envisioned countless times before. Several years of searching had yielded no results, and she finally thought, “Why not make it myself?”
At first, she tried traditional techniques - she learned she could work on wax for jewellery in different ways, using chisels and carvers; directly on metal, carving and welding it; or that she could try her own methods! Very soon, she was experimenting new variants, opening a new and intense period of rich experimentation, moving away from the traditional, and discovering new and exciting possibilities. Thus, the idea of modelling in wax to later melt it using the lost wax method came up.
Her first minisculptures were in silver and wood. In 1983, she designed and modelled a collection of gold jewellery for a famous store in Buenos Aires.
Burbridge models using temperature in a harmonious and gentle fashion, making no cuts or rasps. Once the model is finished, the expert hand of the melter casts the model in metal. The metal of choice for jewellery is 925 silver and, for other artwork, bronze.
Despite valuing the importance of technique, she has always prioritized creativity from every aspect – design, construction mode, alternative solutions, and diverse combinations. She applies this principle not only when making her own pieces, but also when teaching her classes and workshops on Wax Modelling, emphasizing that there is always more than one way to go about things and she does not believe in static recipes, neither for art nor for life.
When one of her students asks her how to do something, they evaluate together what to do and why they should choose one method over another. A person looking for an answer will find several, and therefore, will have to opt for the best solution for the case in point. She does not believe in absolute and unquestionable truths; she takes on her role of a motivator to spur the imagination and allow every student to discover their own creative skills, sometimes dormant for lack of need to use. She suggests it is not enough for a piece to be solidly constructed; it must also have emotion, feeling; it must soar. Only then can it become a work of art.
She aims to train the eye of the student to see differently, to help the student give himself time to observe what comes up during the creative process, even if it may not match the ideal model he had in mind when he set out to work and feels he needs to stick to.
She induces the student to see the shapes that appear under his hands, not to discard them simply because they are not the calculated ones, and to enjoy accompanying an unexpected reality that would be a shame to constrain to reason. She strongly believes art is not born out of logic, but of freedom, experimentation, courage before the unknown and, fundamentally, the sense of play.
No student will follow the exact path of another, which is why she disapproves of a traditional and systematic method when it comes to passing on this type of teaching. Each student must be helped find his own manner of expression, and whoever accompanies him in that search needs to adapt constantly and dynamically to it, implementing resources that cannot possibly be thoroughly planned beforehand, as teaching is also a creative task.
The next step will unfold from that which the teaching perceives as a necessity, and will be nurturing inasmuch as there is a permanent state of attention to opening roads for exploration rather than imposing rigid rules. If rules sufficed, so would books.
A teacher, a motivator, is much more than that; he is a vigilant companion who multiplies himself as many times as students he has, and listens, observes, encourages and re-establishes goals if they’ve been forgotten. When these exchanges happen fluidly, all the attendees share a moment of growth and expression that makes them happy.
She is currently leading private and group workshops on Wax Modelling in Buenos Aires, Argentina, where she lives and continues to create silver jewellery, minisculptures and miniature chairs, all of which are signed and have a certificate of authenticity. |